martes, 29 de enero de 2013

Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2013


2 de febrero de 2013
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  • Folleto informativo (presentación / subsidio para la celebración diocesana / testimonios / textos del magisterio)
D. José Román Flecha
En un mundo que parece vivir la tiniebla por el eclipse de Dios, es difícil consagrarle la vida. Nadie dedica la vida a algo o a alguien a quien no conoce. Consagrar la vida a Dios es siempre dar un salto en el vacío. Es decir, supone una fe sincera y madura. 

La sinceridad y la madurez son fundamentales para una consagración. Pero estas cualidades suponen una nueva dificultad para plantearse la consagración a Dios. Se suele recordar que Jean François Revel recordaba ya hace unos años que la palanca que hoy mueve el mundo es la mentira. O la hipocresía, la simulación y la incoherencia. 

Tampoco la madurez tiene buena prensa en esta era del infantilismo generalizado, de la prisa y la frivolidad. Todo parece ser efímero y provisional. Son muchos los que piensan que no se puede adquirir un compromiso para toda la vida. Y, con ese prejuicio, es difícil consagrar la vida a una vocación que requiere la definitividad.  "Seguir leyendo"