Queridos diocesanos:
A través de todo el año litúrgico, la Iglesia celebra la fiesta de todos aquellos santos que han sido oficialmente declarados por la Iglesia como tales.
Pero la Iglesia es consciente de que los santos son muchos más que aquellos que han sido declarados oficialmente, por eso quiere celebrar en un mismo día a todos ellos, a todos cuantos pasaron por este mundo tratando de vivir el espíritu de las bienaventuranzas, por eso, instituye esta festividad de Todos los Santos
La palabra «santo», tal vez nos lleva a pensar en alguien excesivamente excepcional, en alguien que fue extraordinario, fuera de lo normal, en alguien digno de admirar pero con muy pocas posibilidades de ser imitado por nosotros, cuando en realidad no es así.
Cuando en la Iglesia celebramos el día de Todos los Santos, estamos celebrando el triunfo definitivo, junto a Dios, de todos aquellos que en su vida trataron de vivir de acuerdo con el evangelio. Fueron personas como nosotros:
• Unos hicieron grandes milagros.
• Otros no hicieron ningún.
• Unos fueron personas excepcionales.
• Otros fueron personas normales.
• Fueron personas que vivieron con nosotros y entre nosotros. No fueron extraterrestres.
• Fueron nuestro padres, nuestros amigos, nuestros conocidos, personas que convivieron con nosotros y que hemos conocido y hemos tratado.
Unas notas les distinguieron a todos ellos, fueron personas:
• Honradas, y veraces
• La principal norma de su vida fueron las bienaventuranzas, que trataron de vivir personalmente.
• Dios ocupó un puesto importante en sus vidas, supieron amar, perdonar y comprender a los demás.
• Por todo ello, ya han merecido oír la voz de Cristo que les ha dicho: «Venid benditos de mi Padre: entrad en el Reino de vuestro Señor».
El día de Todos los Santos celebramos el triunfo definitivo junto al Padre de esa multitud incontable de hombres y mujeres que en su vida hicieron del seguimiento de Jesús su meta, su objetivo principal y su norma de vida más importante.
Ellos son hoy para todos nosotros, los que aun peregrinamos por este mundo, un verdadero ejemplo, un modelo y testimonio a seguir en nuestra vida e imitarlos. Un modelo:
• De vida cristiana, porque en todo momento Jesús y su mensaje fueron la norma principal de su vida.
• De alguien que se hizo eco de la llamada de Jesús a seguirle y siguieron su voz y su llamada.
Son para todos nosotros hoy un verdadero estímulo:
• Para seguir viviendo nuestra fe.
Son para todos nosotros también llamada: llamada a seguir nosotros en el camino del evangelio, que ellos siguieron tratando de encarnar las actitudes que descubrimos en ellos.
Hoy festividad de Todos los Santos, no es un día de tristeza, sino de gozo, de alegría, porque celebramos que toda esa multitud de hombres y mujeres, con vestiduras blancas, que han vivido cercanos a nosotros, conocidos nuestros, parientes nuestros, están ya gozando definitivamente de la felicidad eterna junto a Dios y todos los Santos.
Que su ejemplo nos abra los ojos para ver que merece la pena vivir el mensaje de Jesús, porque como nos dice el apóstol san Pablo en la Primera Carta a los Corintios: «Anunciamos: lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman». (1Cor 2, 9)
Feliz día de Todos los Santos.
acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación
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