domingo, 2 de septiembre de 2012

Presentación de nuestros hijos a la Virgen de la Sierra


Siguiendo la tradición judía (Lc 2, 22-24), la Virgen María y San José, a los ocho días de nacer Jesús, le llevaron al templo para presentarlo al Señor. 

Los cristianos también “presentamos” a nuestros hijos a Dios Padre en el día de su bautismo para darle gracias por habernos hecho capaces de transmitir la vida y por haberlos hecho hijos suyos. 

Al presentar a nuestros hijos ante la Virgen de la Sierra, poniéndolos sobre su manto, resaltamos la fuerza protectora que la Virgen tiene (“dichoso el que se acoge a ella”). Sabiéndonos amados, acompañados y cuidados por tan singular madre, tenemos la confianza de que estos niños van a recibir la fuerza y la gracia necesarias para caminar alegres en el Señor. 

Para ello, también tendréis que enseñar a vuestros hijos a amar a la Virgen como madre, a imitar sus virtudes, a orar y obrar como ella hizo. “Hágase en mi según tu palabra”.