En la noche del 2 de enero del año 40 de nuestra era, Nuestra Señora, María Santísima antes de su Asunción a los cielos, vino en carne mortal a Zaragoza, a levantar el espíritu del apostol Santiago, que desalentado, se encontraba a orillas del río Ebro. Será aquí en Zaragoza donde reconfortado Santiago y los primeros convertidos, los siete varones apostólicos, saldrían a predicar a España el Camino, la Verdad y la Vida.